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Desde la SRA afirman que "la macroeconomía deterioró las producciones"

La Argentina está lejos de los tiempos de bonanza, aquellos que corrieron entre 1994 y 2007, según los parámetros de De Freijo. "En esa época hubo una gran cantidad de adopción tecnológica y de crecimiento en la competitividad. La frontera agrícola se extendió y la zona sembrada creció un 300%; se mejoraron los micras de la lana, se obtuvieron variedades más carniceras de ovejas y el sector vitivinícola encaró una transformación fuerte para adaptarse a la nueva demanda", explicó el analista.
Pero, después, según De Freijo, se descuidó el federalismo. Y los desajustes económicos agregaron un componente de alta graduación difícil de digerir. "La macroeconomía afectó las producciones; se deterioraron los bienes transables y perdimos competitividad, porque la expansión del déficit fiscal genera inflación y subas en los impuestos, que luego se trasladan a los precios. Todos los sectores son ahora menos competitivos", explicó.
Los problemas no sólo se originan puertas adentro: las devaluaciones de monedas en los principales mercados de exportación -Rusia, Brasil, China- también golpean a los productores. Según el analista, entre 2011 y 2015 se perdieron US$ 1300 millones entre baja de precios y medidas proteccionistas en los destinos. El pronóstico presenta nubarrones y tormentas en lo que refiere a las exportaciones a la Unión Europea. El temido viento de proa en alta mar. "Rusia devaluó un 105% su moneda y puso un bloqueo comercial que afectó el valor de los productos y sacudió los mercados. En parte, el deterioro frutícola del Alto Valle está dado por las consecuencias del bloqueo ruso, que no permitió ingresar las manzanas de Polonia por su posición en el conflicto con Ucrania, que generó un sobrestock de jugo", dijo.
¿Qué hacer para reinsertar a la Argentina en los mercados? De Freijo respondió: "El desafío hacia adelante es construir políticas coherentes de inserción. No me cabe duda de que eso vendrá de la mano del Mercosur y del comercio multilateral". También reclamó reducir la presión tributaria y los costos improductivos: "Traer una tonelada de maíz a Rosario puede costar unos $ 650, mientras el mercado paga $ 1000".
La política energética es otra deuda pendiente para el hombre de la Sociedad Rural: "El barril de petróleo cayó un 57% y el precio del gasoil importado bajó un 36%, sin embargo, el precio al consumidor subió 18 puntos. La distorsión del sistema energético se tiene que solucionar, en especial para el campo, que consume el 32% de este combustible". También dio un claro ejemplo de pérdida de competitividad: mientras que Sudáfrica, competidor en el mercado de frutas, tiene el gasoil a US$ 0,80 por litro, los productores locales deben pagar casi US$ 1,50.
De Freijo también llamó la atención por las retenciones, la falta de ajustes por inflación en varios impuestos y el alza indiscriminada de tasas provinciales -ya suponen el 6% del producto bruto-. Para volver a la competitividad, propone cuatro pilares: obras de infraestructura, autonomía regional a través de una coparticipación institucionalizada, preservación del capital humano (educación, salud y trabajo) y tasas de financiamiento adecuadas. "Tenemos que sanar la macro", remató.
La junta de Gobierno de la Federación de Acopiadores de Cereales eligió nuevamente a Fernando Rivara como presidente de la entidad, en representación del Centro de Acopiadores de la provincia de Buenos Aires.
“La baja de los precios internacionales de los granos y la actualización de costos nos colocan en una zona roja de la cual debemos salir de manera inmediata”, dijo el titular de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
El pasado miércoles 16, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso participó de una reunión de la Mesa de Trabajo para la Seguridad Rural con representantes de diferentes entidades que nucléan a los productores rurales, con el objetivo de coordinar acciones para prevenir los delitos en las zonas rurales de la Provincia de Buenos Aires.
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