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El gremialismo postergó sus reclamos a Scioli para trabajar en la campaña de octubre

Días atrás, el metalúrgico Antonio Caló, jefe de la CGT oficialista, se puso a gastar a cuenta y no tuvo empacho en reclamarle a Scioli que sea un hombre de la UOM el futuro ministro de Trabajo, en caso de un hipotético triunfo del gobernador bonaerense.
Pero nada de eso se planteó durante el almuerzo que el candidato compartió ayer con integrantes de la Mesa Scioli Presidente en las oficinas del Banco Provincia, en Capital. Lo que se acordó fue que sindicalistas y gobernadores del PJ pulan ideas para levantar la puntería en el tramo decisivo de la campaña, en el afán de conseguir un triunfo inapelable en octubre.
"Por una cosa o por la otra, se nos va corriendo el arco de lugar", dijo cauto a Infobae uno de los comensales que conserva los pies sobre la tierra. En la comida se concluyó que episodios como la escandalosa elección en Tucumán y las devastadoras inundaciones en la provincia de Buenos Aires, no son compatibles con la idea de una victoria en primera vuelta.
Tampoco Caló siguió calentando los oídos al candidato oficialista para que se pronuncie ya contra el impuesto a las Ganancias que pagan algunos trabajadores. Un reclamo siempre esquivado por el Gobierno, fuera de puntuales retoques cosméticos de la Presidenta, como cuando ordenó un par de veces exceptuar a los aguinaldos de los salarios alcanzados por ese gravamen.
No hay que ser adivino para suponer que difícilmente Scioli salga a poner en entredicho aspectos de la gestión de Cristina en la recta final; más cuando no lo ha hecho nunca.
Otros dirigentes buscan granjearse la simpatía de Scioli con medidas gremiales pensadas para rédito exclusivo del gobernador. En ese rubro se inscriben, por ejemplo, las amenazas del gremio de los taxistas porteños, con Omar Viviani a la cabeza, de hacer paros sorpresivos y asambleas en la vía pública para denunciar al gobierno de Mauricio Macri por "fomentar el trabajo esclavo".
Un andarivel parecido transita el canillita Omar Plaini, en su guerra particular contra el Grupo Clarín, enemigo público número uno del colectivo K. Más: Plaini viene de acordar con el diputado Andrés Larroque, impulsar un proyecto de la cosecha del jefe de la agrupación "La Cámpora", para que vendedores de diarios y revistas puedan organizarse como cooperativistas, amén de discutir sus propias paritarias. Visto esto, la pregunta es: ¿tiene Plaini retorno a la CGT de Hugo Moyano?
Lo sabrá el camionero, que también habla sotto voce con Scioli. Responsables en gran medida de los paros generales más contundentes contra la administración K, los gremios del transporte también renuevan a diario su invitación para un intercambio con el ex motonauta. Se reunieron ya con todos los candidatos, pero Scioli no contestó hasta acá todavía.
Precisamente, este sector (CATT) se reunirá hoy a las 11 en su sede del barrio de Once para debatir la situación económica y los "posibles escenarios en 2016". Los acompañará el economista y escritor Carlos Leyba, autor del libro Economía y política en el tercer gobierno de Perón y ex funcionario del general que patentó el justicialismo.
Ratificarán un plenario para el 26 del mes próximo, del que se espera cualquier cosa menos la adopción de una medida de fuerza. Presentarán, sí, un documento sobre las asignaturas socioeconómicas pendientes y las medidas que debería tomar el próximo Gobierno para que "las cosas no se salgan de cauce".
Lo cierto es que está bien revuelto el panorama sindical, sumido en un proceso de reacomodamiento propio de la cercanía del fin de una era política.
Los aires enrarecidos también se respiran en las playas de las dos CTA, donde esperan con ansiedad las elecciones en el gremio más poderoso del sindicalismo alternativo: la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que el miércoles va a las urnas con el oficialismo dividido porque el kirchnerismo metió la cola con candidatos propios.
Tan determinante resultaría esa prueba que algunos deslizan comentarios temerarios: o se rompe todo o surge una alternativa para que las centrales de Pablo Micheli, la rama combativa, y la de Hugo Yasky, la fracción K, vuelvan a funcionar como una central única. Micheli asegura en sigilo que dará un paso al costado si las circunstancias lo imponen. Yasky, en cambio, no ha dicho nada.
Otras organizaciones, en cambio, lucen preocupadas por el futuro inmediato de la industria argentina. Una es el SMATA, el gremio de los mecánicos. La drástica reducción de compra de vehículos por parte de Brasil ha obligado a empresas como General Motors a disponer suspensiones. Menos exportaciones, menos divisas.
Todo una rareza: el sindicato de Trabajadores de la ANSeS (Secasfpi), que conduce el kirchnerista Carlos Ortega, parece jugar en tándem con el Personal de los Organismos de Previsión Social, del dirigente moyanista y cantante de tango, Leonardo Fabre. Ambos gremios reclaman con igual vehemencia un acuerdo que compense el impacto en el bolsillo por el impuesto a las Ganancias.
Rareza dos: Julián Domínguez, titular de Diputados, atendió esta semana personalmente al marítimo moyanista Juan Carlos Schmid, jefe de la CATT, para impulsar un proyecto de ley que aliente el desarrollo de la Marina Mercante.
Rareza tres: el ferroviario Omar Maturano amenazó dos veces con parar los trenes si no le daban a los maquinistas de La Fraternidad más aumento del conseguido por el resto del espectro ferroviario. Y se salió con la suya. Le otorgaron al fin una mejora extra por jerarquización, que pasa del 10 a un 12 por ciento.
La junta de Gobierno de la Federación de Acopiadores de Cereales eligió nuevamente a Fernando Rivara como presidente de la entidad, en representación del Centro de Acopiadores de la provincia de Buenos Aires.
“La baja de los precios internacionales de los granos y la actualización de costos nos colocan en una zona roja de la cual debemos salir de manera inmediata”, dijo el titular de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
El pasado miércoles 16, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso participó de una reunión de la Mesa de Trabajo para la Seguridad Rural con representantes de diferentes entidades que nucléan a los productores rurales, con el objetivo de coordinar acciones para prevenir los delitos en las zonas rurales de la Provincia de Buenos Aires.
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