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Maíz: claves para monitorear y frenar el ataque de orugas

Y la situación tiende a agravarse, debido a que los materiales genéticamente resistentes ya no están funcionando para frenar estas plagas, por lo que se vuelve esencial volver a adoptar estrategias de manejo, monitoreo y aplicación de insecticidas que sean eficientes.
Estas fueron, a grandes rasgos, las conclusiones que dejó una conferencia que dictó el experto en manejo de plagas, Daniel Igarzábal, en el marco de la Jornada + Maíz Córdoba, oportunidad en la que recibió además el premio Agrovoz como Ingeniero Agrónomo del Año.
Tips para monitorear
En una conversación previa con este medio, Igarzábal ya había anticipado que los productores deberán a partir de esta campaña recuperar los conocimientos que aplicaban años atrás, cuando los materiales OGM aún eran efectivos para controlar las cogolleras.
Esto, más aún, en un año que se presume afectado por La Niña y, “cuanto más intensa sea la sequía, más grande la probabilidad de presencia de plagas”, precisó el socio de la consultora Halcón.
Por eso, para Igarzábal, la principal clave es monitorear los lotes, para anticiparse a una posible expansión de los insectos, y dio algunas recomendaciones sobre cuándo y de qué manera hacerlo.
Raspado. El técnico subrayó que lo primero que hay que intentar detectar es el “raspado” que deja el gusano en la hoja, que es importante para medir los niveles de infestación. De todos modos, dijo que es difícil de detectar directamente en las plantas, por lo que se necesita ingenieros agrónomos con experiencia para hacerlo.
Trampas. Las trampas de feromona son, para Igarzábal, una herramienta que cada productor debe tener en su campo. “Un kit completo puede costar no más de 15 dólares para toda la campaña o todo un lote y ayuda muchísimo a tomar decisiones y no perder dinero”, evaluó.
Fenología. Igarzábal aconsejó un monitoreo de tiempo completo, desde la pre siembra hasta madurez fisiológica, y considerando las diferentes densidades de plantas por hectárea.
Frecuencia. En esto fue tajante: como mínimo, hay que observar los lotes una vez cada siete días. “Que no es lo mismo que una vez por semana. Si voy un martes y a la semana siguiente, un jueves, en el medio pasaron nueve días”, enfatizó. Y amplió que, en caso de altas temperaturas y que ya se haya detectado presión de plagas, el monitoreo sea más permanente: cada cuatro o cinco días.
Tamaño. Para Igarzábal, la muestra debe ser de unas 50 a 100 plantas continuas en cada estación de muestreo, instalando una estación cada 60 hectáreas y considerando un mismo manejo agronómico en todos los lotes.
Refugios. Además de los monitoreos, para Igarzábal “otra premisa es empezar a hacer refugios: allí es donde los insectos son susceptibles y donde necesitamos que se diluyan”.
La junta de Gobierno de la Federación de Acopiadores de Cereales eligió nuevamente a Fernando Rivara como presidente de la entidad, en representación del Centro de Acopiadores de la provincia de Buenos Aires.
“La baja de los precios internacionales de los granos y la actualización de costos nos colocan en una zona roja de la cual debemos salir de manera inmediata”, dijo el titular de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
El pasado miércoles 16, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso participó de una reunión de la Mesa de Trabajo para la Seguridad Rural con representantes de diferentes entidades que nucléan a los productores rurales, con el objetivo de coordinar acciones para prevenir los delitos en las zonas rurales de la Provincia de Buenos Aires.
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